Aunque se trate de espíritus corpóreos, los vampiros tienen ciertas filias y fobias. Por ejemplo, les gusta salir para alimentarse por la noche y hacerles chupones en el cuello a jovencitas desamparadas, a la vez que odian la luz del Sol (como los gremlins).
La expansión y la prevención del vampirismo...
Uno de los métodos más antiguos para evitar la propagación de los vampiros, consistía en colocar guadañas cerca de la tumba, para evitar que los demonios se acercaran y entrasen en el cuerpo o para apaciguar al muerto y que no se levantara de su ataúd. Claro que también se le podían cortar los tendones de las rodillas de un sujeto con todas las papeletas para convertirse en vampiro; a saber, un excomulgado, suicida, muerto sin recibir los santos sacramentos...
En Europa Oriental, le ponían un diente de ajo en la boca y en otros orificios naturales, idea ligada a la leyenda de que el espíritu maligno podría entrar por ellos en forma de niebla y habitar en el cuerpo (por eso en algunas zonas de Europa todavía nos tapamos la boca al bostezar, para que no entre el demonio). En algunas regiones de Alemania sustituían el ajo por un limón en la boca. Lo de atravesarles el corazón con un objeto punzante antes de inhumar los restos surge en principio como método para que no se levantaran, la estaca comenzó como un método para fijarlos al ataúd.
Otro método utilizado era esparcir semillas de mostaza en la tierra de una tumba sospechosa de contener a un vampiro para mantener al vampiro ocupado durante toda la noche contando los granos caídos. El número final siempre corresponde a la serie de Fibonacci.
Los vampiros temen a ciertos objetos como la rama de rosa silvestre o de un espino, que es un recuerdo de la corona de espinas de Jesucristo. Otros objetos sagrados como un crucifijo (para que funcionen tienes que tener fe) o el agua bendita (si tienen hidrofobia, vale el agua normal) pueden asustarlos también.
Durante el siglo XIX surgió en los Balcanes, la figura del cazador de vampiros, que podía ser un religioso (en la peli Van Helsing) o un dampiro, que es el hijo de un vampiro y una mortal y tiene el poder de detectarlos (Blade). Incluso se llegaron a vender kits de cazavampiros para los turistas que iban a viajar al este de Europa, que hoy se conservan en museos de lo esotérico como el museo de Ripley.
Para poner fin a las fechorías de un vampiro, clavarle una estaca en el corazón es el método más famoso (y peliculero). La estaca solía ser de fresno en Rusia, de espino en Serbia y de roble en Silesia. Como la función era mantener al muerto quietecito, la estaca podía clavarse en distintas partes de la anatomía según la tradición local como por ejemplo en la boca en Rusia o en Alemania, o en el estómago en Serbia. En Europa del este, se trataba más que de fijar al muerto de desinflar el cuerpo del alma para que no volviese a la vida, abriendo un orificio artificial en el tórax o en el abdomen, por eso en lugar de estaca podían utilizar una pica. Otros métodos mucho más light consistía en clavar la cabeza, el cuerpo o la ropa del vampiro al ataud para evitar que se levantara de su tumba, como se hacía a veces con niños-vampiro. La decapitación enterrando la cabeza junto a los pies o alejada del cuerpo y la incineración completa del cadáver y después rociar agua bendita sobre la tumba eran otras medidas utilizadas en los Balcanes.
Un intento de explicación...
La porfiria eritropoyética congénita o enfermedad de Günther es una enfermedad genética del metabolismo del grupo hemo (el que forma la hemoglobina) muy rara y muy grave. La síntesis del grupo hemo se produce en el hígado y en la médula ósea, en un sistema enzimático de producción en cadena. El defecto o la huelga laboral del UROGEN III cosintetasa produce una acumulación de metabolitos intermedios en la cadena de producción llamados porfirinas que son los culpables de las manifestaciones clínicas, al ser capaces de absorber energía lumínica y producir la fotosensibilización. Algunos síntomas lo bordan:
- Hiperfragilidad cutánea: Se produce prurito y dolor minutos después de la exposición solar, que se sigue de enrojecimiento y edema, que dura 12-24 horas. Después de mínimos traumatismos, aparecen ampollas, erosione y cicatrices. En un intento de proteger la piel del sol se genera un hipertricosis o crecimiento anormal del vello en la frente, pómulos y extremidades y en las palmas de las manos.
- Deformidades faciales: Si las lesiones faciales son extensas y constantes, por ser una zona expuesta, se vuelven mutilantes, destruyendo los labios, lo que deja la dentadura al descubierto, de forma que los dientes parecen más grandes y el cartílago de la nariz o de la oreja (dando un aspecto puntiagudo a las orejas).
- El acúmulo de porfirinas en los ojos puede darles un color rojizo y en los dientes aparece la llamada eritrodoncia (dientes rojizos) por el depósito porfirínico en la dentina. Los recién nacidos tiñen los pañales de rojo.
- Palidez: El fallo en la producción de hemoglobina producen anemia hemolítica y de ahí la palidez. Antes de que se inventaran las transfusiones el tratamiento de las anemias consistía en beber sangre de otros animales, en grandes cantidades.
- Intolerancia al Ajo: Algunas sustancias del ajo pueden inhibir la coagulación de la sangre al interferir en la agregación plaquetaria. Uno de los productos del ajo, llamado alquil disulfuro, destruye el grupo hemo, complicando aún más los síntomas
- Trastorno mental: Debido al tipo de vida al que se encuentra sometido el enfermo es frecuente que acabe como una chota, sobre todo en un ambiente rural, solitario y medieval. El aislamiento y la incomprensión podrían explicar crueldades que se atribuyen a los vampiros.
Las epidemias de vampirismo en determinadas regiones aisladas pueden explicarse por el hecho de que se trata de una enfermedad genética autosómica recesiva. En un entorno rural, aislado y fuertemente endogámico como las montañas del este de Europa, aumenta la probabilidad de que aparezcan más casos. Una hipótesis interesante es la del derecho de pernada, por el cual el señor feudal, trasmitiría la enfermedad al pueblo llano, pero no vale para los casos más recientes, a partir de siglo XVIII...
Los borbones no comen ajo!
ResponderEliminarTampoco los Windsor ni los Hanover. Ni ajo ni habas. Vale, prometo entrada sobre la Hemofilia.
ResponderEliminarSi no fueran católicos, los reyes de España podrían suceder a la reina de Inglaterra.
ResponderEliminar¿Y el tampax con orejas? ¿Y Guillermo? ¿Y Harry el sucio?
ResponderEliminarQue yo sepa sólo hubo dos reyes católicos en la historia de España.
Los reyes de España, tienen entre sus títulos el de ser "reyes católicos". Desde hace x años.
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