Durante la guerra de trincheras en la PGM, el soldado Joe Bonham queda terriblemente mutilado, sin extremidades, sin rostro, ciego, sordo, mudo y convertido en un vegetal. Después de la intervención en el hospital de campaña por el cirujano militar coronel Tillery, y aunque no dan un duro por su vida, Joe permanece vivo porque su bulbo raquídeo no resultó dañado, o solo un poco. El síndrome de Cautiverio es un término acuñado por Posner para describir un estado en el que la pérdida de fibras nerviosas motoras supranucleares produce una parálisis de los cuatro miembros y de los nervios craneales inferiores, sin pérdida de la conciencia, pero que impide al sujeto comunicarse con palabras o movimientos corporales. La lesión responsable se encuentra en el troncoencéfalo, en la protuberancia ventral, donde se interrumpen la vía corticoespinal que es lo que produce la tetraplejía, así como las fibras corticobulbares y, en ocasiones, las corticopontinas caudales supranucleares de los nervios craneales inferiores (movimientos de cuello, lengua, mímica, boca). La lesión respeta las fibras reticulares ascendentes responsables de la conciencia, las vías motoras oculares supranucleares (por esto los pacientes suelen conservar los movimientos oculares extrínsecos, el parpadeo) y la sensibilidad.
En 1917, la supervivencia era bastante limitada para un soldado con esta herida en el contexto de la PGM. Extraído de una trinchera pestilente llena de barro, rodeado de cadáveres putrefactos en las alambradas, con el uniforme lleno de líquidos orgánicos propios y de otros ("una agradable sensación de calor me indica que me he orinado", escribe un ex-combatiente en sus memorias) la infección era obligada. Además la primera vacuna antitetánica que es de 1914, aún no estaba muy generalizada, y de penicilina nada hasta 1928. Vale, existían algunos antisépticos como líquido de Dakin, una solución acuosa tamponada de hipoclorito sódico al 0.5%, (en realidad solución de Carell - Dakin, pero éste Alexis Carell se convirtió en uno de los genios científicos colaboracionistas alemanes durante la SGM). Ya empezaban algunas transfusiones (todavía a boleo), pero olvídate de los sueros I.V., del oxígeno al 35% con máscara de Venturi (en el aire soplando lo normal es 21%) y de los cuidados de enfermería (y de Nightingale).
A pesar de la dureza, la peli se deja ver, a pesar de estar en blanco y negro, con escenas a contraluz que tienen un punto de expresionismo alemán... En cambio, los recuerdos del soldado a todo color: la discusión con su padre y la frustrada relación con su novia. Al final, cuando consigue comunicarse en morse dando golpes en la almohada (vaya, igual no era el síndrome del cautiverio, esto me pasa por escribir de memoria...) y pide que lo maten, no le hacen ni puñetero caso omiso. No entendieron que es honroso y dulce morir por la patria...
En cualquier caso, sobre el asunto de la anastasia “Johnny cogió su fusil” es infinitamente mejor que la cosa de “Mar adentro”.
Si daba golpes en la almohada, es que podía oir.
ResponderEliminarSi daba golpes en la almohada, es que podía mover el cuello, o sea, le funcionaba o el plexo cervical o algún par craneal bajo como el XI (onceno) espinal... el oído depende del VIII (octavo) llamado estato-acústico que también podría salvarse porque tiene muchos núcleos y muy laterales... pero en la peli no oye (excepto en los recuerdos)
ResponderEliminar¿Entonces cómo interpretaban los demás sus golpes? no se podía comunicar.
ResponderEliminarLa enfermera (Diane Varsi, hum...) que lo cuidaba le escribía las letras en el pecho y Johnny contestaba moviendo la cabeza sobre la almohada como un alfabeto morse, pero no oía nada. Era cuestión de tacto. La sensibilidad del tacto es la más complicada que hay, dificilísima, con vías, núcleos...
ResponderEliminarAh, vale. Es que no la vi.
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